El AMOR en el 2022

Hace apenas unas semanas celebrábamos el inicio de un nuevo año y de acuerdo a las tradiciones de nuestra cultura, el calendario ahora nos invita a celebrar nuestro tema favorito: ¡El AMOR!

Como amorólogxs estudiosos del amor desde hace 8 años, en este artículo queremos reflexionar contigo acerca de las diversas formas en las que se vive y expresa esta bella temática que se celebra el 14 de febrero.

Queremos comenzar retomando la canción: “A day in the life” de los Beatles (1967), ¿la has escuchado? En esta melodía John Lennon y Paul McCartney comienzan a narrarnos lo que parece ser un día ordinario en sus vidas; del mismo modo, nos encantaría contarte en este texto, algunas ideas sobre lo que alcanzamos a percibir con respecto al amor en nuestros días, teniendo muy presente que es imposible y nada recomendable generalizar, pues los seres humanos somos únicos, complejos, y sobre todo, diversos.

Siguiendo la misma estructura que nos propone la melodía de los Beatles, hoy en día también podemos observar que muchas personas lo primero que hacen es consultar las novedades del día, solo que ahora lo hacen con sus celulares, y generalmente a través de sus redes sociales – estos espacios digitales que cobraron aún más importancia y fuerza con la pandemia de COVID-19. Así, pasamos varios minutos viendo, escuchando, hablando, escribiendo y sintiendo lo que pasa en la vida de lxs demás, tal y como lo hacemos en este preciso momento. Y justo aquí ¡también se expresa el amor! Lo podemos ver, escuchar, sentir, escribir y corresponder. Parece que las posibilidades de manifestaciones amorosas son infinitas en estos espacios digitales. Así, las redes sociales pueden ser sitios en los que se puede observar el amor en el 2022. ¿Cuáles son las manifestaciones de amor que tú percibes en tus redes?

Podríamos decir que cada persona tiene su propia virtualidad, ya que como su nombre lo dice, hablamos de redes sociales en plural, hay distintas, cada una configurada por cada individuo de acuerdo a sus gustos y preferencias, por eso desde el comienzo aparece la importancia de los afectos en ellas, quizás incluso esto es lo que las conforma, nuestros gustos y amores por lo que nos apasiona e interesa, hasta podríamos afirmar: “si quieres conocer los afectos de una persona, sus amores ¡mira sus redes sociales!” La cita bíblica de Lucas 6:45 nos dice: <<De la abundancia del corazón habla su boca>>. Actualmente podríamos decir: “De la abundancia de tu corazón hablan tus redes sociales”. ¿Cuáles son tus amores según tus redes sociales?

Hoy tenemos la ventaja de que lo que nos gusta e interesa es más accesible, literal, puede estar en la palma de nuestra mano y puede ser seleccionado y tocado por nuestros dedos, quizá por eso pasamos tanto tiempo en esta virtualidad, simplemente porque encontramos lo que nos gusta, nos podemos regocijar, alegrar e ilusionar con las imágenes y los sonidos que salen de nuestros celulares. ¿Qué es lo que a ti más te gusta? ¿Quién más conoce tus amores?

Según los expertos en redes sociales tus gustos y preferencias son conocidos por las compañías dueñas de estos espacios virtuales y éstas suelen comercializar tu información con empresas y personas interesadas en conocer qué es lo que te motiva, buscando satisfacer tus hábitos de consumo con sus productos. Por tanto, podemos afirmar que en el 2022 se sigue dando importancia al amor desde el consumismo, de manera que el amor se convierte en un pretexto más para vender y comprar artículos, sobre todo en el mes de febrero, ilusionados con que esta acción proporcione la satisfacción de sentirnos amadxs, al dar o recibir un objeto o experiencia anhelada que exprese el interés que sentimos por alguien, o la apreciación que alguien más siente por nosotrxs, ayudándonos a sentir especiales, reconocidxs.

Ken Gergen (2009) en su libro Relational Being escribe: <<Si te preguntan acerca de lo más importante en tu vida, es posible que la palabra amor emerja, podría ser el amor a una esposa, un compañero, niños, parientes o por la humanidad, podría ser  también el amor al trabajo, a un pasatiempo o a Dios>>. Es por ello que, como dice nuestra autora favorita Brigitte Vasallo (2018): <<Por medio del amor nos venden cualquier moto>>. Basta con ver cualquier comercial para comprobarlo, el amor sigue siendo utilizando como un señuelo con el que nos venden cientos de productos y experiencias.

Nuestra necesidad afectiva también es bastante explotada por las redes sociales, por ello incorporaron los emojis y las diversas reacciones que pueden seleccionar las personas ante nuestras publicaciones, llegando a ser otra forma de obtener reconocimiento social, a lo cual se le da cada día más valor al vincularse no sólo con la afectividad, sino también con la productividad profesional y económica, pues el éxito en estas publicaciones también puede representar status, popularidad e incluso ganancias monetarias. Todo esto nos ha llevado a pasar más tiempo en la vida digital, a relacionarnos desde la virtualidad, caracterizada por su importancia visual, en la que parece que estamos obligadxs a gustar para recibir el tan añorado reconocimiento, olvidando que éste ya lo podemos tener desde el mero hecho de existir, de vivir, de estar.

Donna Haraway (1995) es como esa pitonisa que predice el futuro, pues desde la primera mitad de los años 80 ya describe a la sociedad actual de la siguiente manera: <<Las tecnologías de la visualización llaman a la importante práctica cultural de captación con la cámara y a la naturaleza depredadora de una conciencia fotográfica. El sexo, la sexualidad y la reproducción son actores principales en los sistemas míticos de alta tecnología que estructuran nuestras imaginaciones de posibilidad personal y social>>.

Esto lo podemos ligar con la famosa frase: <<Tanto gustas, tanto vales>>. Ahora en el 2022, hay muchas personas que perciben y miden el amor a través de los corazones de instagram, los likes y emojis de facebook, por los retwitts de twitter y las diferentes reacciones que otras personas tengan por sus publicaciones en sus demás redes virtuales. Incluso muchos se vuelven adictos a ellas. Parece que se ha convertido en realidad el cuento de Blancanieves, en el que preguntamos a un espejo (en este caso un espejo negro como el de la serie Black Mirror), qué tan bellxs y amadxs somos. ¿Qué tan saludable crees que es esta práctica? ¿Qué tenemos que hacer para gustar a lxs demás? ¿Cuáles son las publicaciones que más gustan?

Lo peligroso de esta práctica contemporánea es no tomar en cuenta el favoritismo que tiene nuestra cultura por ciertos estereotipos que son promovidos para cumplir los intereses de la clase dominante. Por ejemplo, hemos atendido en nuestra consulta psicoterapéutica a personas de todas las edades, tristes, y hasta deprimidas, por el hecho de sentirse solxs. Muchas veces dicha sensación de soledad la conectan con el hecho de estar solterxs, o por no parecerse a las personas que consideran “exitosas” en las redes sociales, que por cierto suelen tener las típicas características individuales más valoradas: personas delgadas o atléticas, con rasgos europeos, sociables, a la moda, con alto poder adquisitivo, con acceso a la tecnología que les ayuda a verse bien, etc. Pero ¿Qué pasa con las personas que no cumplen con esos estándares de belleza, poder adquisitivo y popularidad? ¿Qué sucede cuando se invierte tiempo en estos espacios sin reacciones afectivas?

A veces se empieza a imitar lo que hacen otrxs para llamar la atención; una práctica común es el hacer publicaciones un tanto eróticas, pues las imágenes con estas características suelen ser muy apreciadas y generan reacciones y expresiones que algunos considerarían como “amorosas”, propiciando una tendencia que valora ciertos rasgos físicos, poses sugerentes, atuendos y movimientos sensuales que llaman la atención en esta sociedad hipersexualizada por los medios de comunicación que nos condicionan, vinculando el amor con la sexualidad de una manera profunda e inseparable.

Dicho vínculo entre amor y sexualidad puede ser muy bello cuando se vive desde una auténtica responsabilidad afectiva, con cuidados mutuos, pero llega a ser problemático cuando este vínculo es sólo aparente, una fachada para obtener satisfacción sexual a costa de la ilusión de otra persona que en algún punto se sentirá usada o engañada al descubrir que esa unión entre sexo y amor no era real, no a largo plazo, sino sólo momentánea ¿Qué tan vinculado está para ti el amor con la sexualidad en lo virtual?

A esto se añade el fenómeno de que nos sentimos más segurxs para expresar lo que sentimos a través de las pantallas. Los investigadores sociales Simone Belli, Rom Harré y Lupicinio Íñiguez (2009) en uno de sus artículos describen: <<Cuando nos encontramos delante de una pantalla se generan una serie de mecanismos que hacen emerger nuestros aspectos más íntimos, y que la narrativa científica ha etiquetado con el término de disclosure (Aviram, Amichai-Hamburger, 2005; Qian, Scott, 2007). La disclosure es uno de los aspectos más llamativos que hemos encontrado a lo largo del análisis de las entrevistas que hemos realizado en nuestras investigaciones. La disclosure nos ayuda a explicar cómo nos fascina hablar con desconocidos o con alguien que ya conocemos, pero que a través de una pantalla podemos decirle cosas que nunca diríamos cara a cara. Sobre todo cosas de la esfera íntima y privada, como expresar nuestras emociones. Esto nos permite entender el éxito que tiene el uso de estas tecnologías en diferentes aspectos de la vida. Fenómenos como el Facebook garantizan justamente eso, contactar con alguien que ya conocemos, pero entrar en una dimensión más intima, donde es posible expresar nuestras emociones menos públicas o llevar nuestras relaciones a otro nivel, todo a través del lenguaje>>. ¿Has experimentado esta diferencia en la expresión de tu afectividad al estar delante de una pantalla?

Esta experiencia es propia del concepto de techno-disembodiment, que según la definición de James y Carkeek (1997), es “una creciente abstracción de la forma en que vivimos nuestros cuerpos y una generalización de la mediación tecnológica de las relaciones sociales (Belli, Harré & Íñiguez, 2009). En base a lo anterior, hay seres humanos que expresan el afecto que sienten hacia otras personas más fácilmente en sus redes sociales, no sólo por el lenguaje de las palabras, sino también por el lenguaje de las imágenes (emojis, gifs, stickers), estas reacciones pueden ser espontáneas y suelen ocurrir cuando vemos una publicación que nos llama la atención o nos provoca alguna reacción emotiva. Otras veces la respuesta tiene que ver con llamar la atención de quien hace una publicación ¿Qué hace que reacciones a lo que publican otras personas en sus redes sociales? ¿Cómo respondes cuando otrxs reaccionan a tus publicaciones?

Creemos importante ser conscientes de que estamos viviendo una época en la que nuestras relaciones, emociones y por ende nuestros afectos son más visibles que antes, lo cual llega a ser conflictivo en la cultura de exclusividad sexual que vivimos como sociedad y que Brigitte Vasallo (2019) describe como un “sistema de pensamiento monógamo”. En la actualidad hay personas muy consientes de esta transparencia afectiva, al grado de que suelen pedir -o exigir- las contraseñas de las redes sociales de sus parejas, con la idea de conocer mejor sus sentimientos hacia otras personas, así como comprobar el grado de exclusividad sexual y afectiva que sus compañeros tienen hacia ellxs, evaluando así la fidelidad esperada cuando las relaciones adquieren la etiqueta de pareja. ¿Has experimentado o conocido relaciones de pareja en las que hay un deber de conocer las contraseñas de las redes sociales del otro para comprobar la fidelidad de esa persona? ¿Qué piensas de esta práctica? ¿Tú le darías tus contraseñas a tu pareja? ¿Tú le exigirías las contraseñas a tu pareja?

Las investigadoras de la Universidad de Guadalajara, Tania Rodríguez Salazar y Zeyda Rodríguez Morales (2016) en su estudio El amor y las nuevas tecnologías: experiencias de comunicación y conflicto, refieren haber encontrado dos grandes consecuencias asociadas a los usos de lo que ellas llaman tecnologías afectivas: <<una que tiende a liberar la búsqueda de la pareja, ampliando el espectro de parejas potenciales, diversificando y facilitando los encuentros y el emparejamiento, frente a otra que tiende a la restricción y el control, bajo el incremento de sospechas, supervisión y vigilancia… De acuerdo con nuestros resultados, los principales conflictos que emergen en las parejas asociados a los usos de tecnologías son por celos. Parece que van de la mano con un mayor uso de aplicaciones de mensajería instantánea o de redes sociales como forma de comunicación íntima, con la posibilidad de conocer, así como de controlar más, lo que se sabe acerca del otro. Esta sobreinformación en torno al otro y sus interacciones reales o virtuales desencadena emociones de desconfianza y celos. Una clase de información que está involucrada en conflictos por celos son las fotos y las muestras de aprobación que las acompañan… no solo se han ampliado estas posibilidades de socialidad, sino también las zonas de observación y vigilancia del otro… mayores libertades y capacidades para la expresión y la comunicación, generan también mayores conflictos y deseos de control y pertenencia>>.

Cuando nuestras relaciones y afectos son más visibles, y además tenemos vínculos sexo afectivos basados en la exclusividad sexual y afectiva, obviamente puede resultar problemático visualizar que no se es tan exclusivx como se esperaría, desencadenando molestias y reclamos que no sólo buscan evidenciar estas “infidelidades” a los acuerdos implícitos de la mayoría de las parejas de nuestra sociedad, sino que también buscan forzar al otrx a que redirija su afectividad e intereses solamente hacia su pareja, como si celar y reclamar fuera útil para ello.

Frecuentemente tenemos conversaciones con parejas que quieren recuperar lo que ellos llaman “la confianza en el otrx” anhelando que esa persona les sea “fiel” o exclusiva sexoafectivamente, pero ¿se puede forzar esta exclusividad? ¿es algo que se puede reclamar? ¿es algo que nos pertenece y que por lo mismo podemos recuperar?

A estas personas con las que conversamos, les aclaramos que para nosotros es imposible garantizar la exclusividad de sus parejas, pues es algo que no depende de nuestro trabajo como psicoterapeutas, lo que hacemos es dialogar sobre sus significados de confianza, pues desde hace varios años nos hemos dado cuenta que es un concepto problemático en las relaciones de pareja. Esto porque para muchas personas confianza significa que su pareja se comporte según sus expectativas, es decir, que haga lo que ellxs esperan; básicamente es un concepto basado en la posesividad y el control. Curiosamente, para estas mismas personas, cuando se trata de relaciones de amistad, la confianza se entiende como el poder contarle a la otra persona cualquier cosa, bajo la certeza de que serán respetadxs y aceptadxs, lo que les hace cómplices y les lleva a experimentar un apoyo incondicional. Pareciera como si la etiqueta de pareja conllevase consigo una carga de expectativas que pesarán sobre la confianza. ¿Tú que piensas de estas diferencias en la confianza entre las parejas vs. los amigos?

Si en este año 2022 podemos acceder a la afectividad de las personas y ver sus emociones y afectos a través de sus redes sociales ¿cuál sería la manera más amorosa de ver sus respuestas de lo que otrxs publican? ¿Será saludable reclamar y mostrar celos? ¿Servirá de algo? ¿Con eso “aseguramos” el afecto y la preferencia de la pareja? Si alguien te da entrada a uno de sus lugares más íntimos ¿Cuál será la mejor forma de estar en ese sitio de tal manera que sigas siendo invitadx?

Consideramos que somos una generación afortunada al contar con autor@s como Juan Carlos Pérez Cortés y su libro de Anarquía relacional (2020), Brigitte Vasallo y su texto: Pensamiento monógamo (2019) , Zygmunt Bauman y su obra: Amor líquido (2012), Marita Osés y su escrito: ¿De qué va el amor? (2020) y las reflexiones de Esther Perel escritas en: El dilema de la pareja (2017). Todas estas obras nos ayudan a cuestionar las reacciones basadas en la exclusividad sexual que destruyen relaciones y generan sufrimiento a millones de personas y familias, un sufrimiento que podría evitarse y que sobre todo, es innecesario ¿Has leído alguna de estas maravillosas obras?

Cuando en el 2021 publicamos “AMORes: un libro para comprender el amor”, lo hicimos con la idea de acercar las reflexiones de diversos estudiosxs que nos pueden ayudar a desenredar los conflictos causados por la vinculación que se da en nuestra sociedad entre el amor y otros temas como el romanticismo, la exclusividad sexual, la posesividad, el deseo, el afecto, la sexualidad, la seguridad personal, entre otras variables humanas indispensables para nuestro bienestar. También nos hemos encontrado con personas interesadas en deconstruir el amor romántico desde ideas feministas, pues hay un fuerte vínculo entre esta forma de afectividad y la violencia de género. Es evidente que vivimos una época de despertar, en parte gracias a la mayor accesibilidad de la información ¿Has tenido la iniciativa de informarte y educarte sobre el amor y las relaciones? ¿De dónde has aprendido tus ideas y expresiones afectivas?

Las investigaciones y reflexiones sobre la forma en la que nos vinculamos amorosamente han derivado en la posibilidad de vivir una amplitud de formas relacionales, ahora podemos hablar de novogamias, poliamor, anarquía relacional, relaciones tradicionales monógamas, nuevas monogamias, monogamish, entre otros nuevos y antiguos términos vinculados a nuestra afectividad, vida familiar, estructura y apoyo social. El conocer este tipo de información nos posibilita elegir y diseñar con nuestros vínculos la manera como queremos vivir el amor tanto en lo virtual como en las relaciones cara a cara. ¿Qué tipo de vínculos afectivos vives? ¿Estás conforme y contentx con la forma como te relacionas con otrxs en lo afectivo y en lo sexual? ¿Hay algo que quisieras cambiar?

Obviamente en el 2022 no sólo tenemos relaciones virtuales, de hecho, nos hemos percatado que esta pandemia de COVID- 19 nos ha ayudado a valorar más la compañía física de nuestras personas amadas. Quizás ahora, gracias a los aislamientos, apreciamos más los abrazos, besos, caricias, en pocas palabras, la cercanía humana y todavía más cuando se involucra eso que llamamos amor. Tal vez el aumento en las muertes a causa del SARS-COV-2 en personas con las que convivíamos nos lleva también a valorarles, a repensar la forma en la que nos relacionamos con ellxs y si a esto le agregamos el ambiente de inseguridad que vivimos en el territorio mexicano, más queremos cuidar estos vínculos. Incluso podemos observar en las estadísticas del INEGI (2021) un descenso de 42% en el número de divorcios en el país en el año 2020 en comparación con el año 2019 (previo a la pandemia). Por eso consideramos que vivimos en un tiempo interesante de reflexión relacional. A partir de esta pandemia ¿has reflexionado más acerca de tus relaciones afectivas? ¿Qué cambios relacionales has hecho después del 2019?

Y es que no sólo vivimos el desafío de salud física y mental por el coronavirus, o por la violencia social derivada del crimen organizado, sino que también tenemos las emergencias medioambientales por el cambio climático que son cada vez más evidentes. Donna Haraway (2019) en su libro “Seguir con el problema” escribe: <<Tenemos que aprender a seguir con el problema de vivir y morir con respons-habilidad en una tierra dañada. Estos tiempos llamados Antropoceno son tiempos de urgencia para todas las especies, incluidos los humanos: tiempos de muertes y extinciones masivas; de avalanchas de desastres cuyas impredecibles especificidades son tomadas estúpidamente como si fueran la ininteligibilidad en sí misma … ¡pensar debemos, debemos pensar!… Debe componerse un mundo común vivible pedacito a pedacito, o no se compondrá nada… Aún quedan muchas buenas historias por contar, muchas bolsas de red para tejer, y no solo por los seres humanos… Sea lo que sea que seamos, necesitamos generar-con, –devenir-con, componer-con– los “confinados a la tierra”. Creo que la extensión y recomposición de parientes están permitidas por el hecho de que todos los terráqueos son parientes en el sentido más profundo ¡Generen parientes, no bebés! Estas erupciones de energía curativa y activismo se encienden con el amor a la tierra y sus seres humanos y no humanosEl amor y la rabia contienen los gérmenes de la sanación parcial, incluso frente a una destrucción impetuosa.>> Ante los desafíos medioambientales actuales ¿has sentido alguna vez la necesidad de querer hacer algo para mejorar nuestra situación?

Necesitamos vivir más intensamente en una época de redes sociales, no sólo virtuales on-line sino que también off-line, en nuestras realidades físicas, en el bienestar de nuestros cuerpos, parejas o vínculos sexo-afectivos de cualquier tipo o nombre, así como en nuestras familias circunstanciales o elegidas, en nuestras calles, barrios, ciudades, Estados y países, en general con toda la naturaleza.

Es también URGENTE e IMPORTANTE la diversificación de nuestros afectos, la deconstrucción del empobrecimiento romántico que limita nuestra afectividad a darle importancia a un solo vínculo afectivo: el de la pareja, descuidando la posibilidad de recibir la riqueza amorosa de todo nuestro entorno y la reciprocidad espontánea e inmediata de corresponder con amor y cuidados a los demás seres que nos acompañan, humanos y no humanos. ¡CO-CONSTRUYAMOS ESTA ERA DE REDES SOCIALES DE CUIDADOS! no de vigilancia y consumismo. Únete a nosostrxs y transformemos febrero, el mes del amor, en el mes de los amores.

Bibliografía:

Bauman, Z. (2012). Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México DF, México: Fondo de Cultura
Económica.

Belli, S., Harré R. & Íñiguez L. (2009). Tecnoemociones y discurso: la performance emocional. Revista Electrónica de Motivación y Emoción, Volumen: XIII (Número: 34) Recuperado de: http://reme.uji.es/articulos/numero34/article6/texto.html

Castellanos, L. & Vela, B. (2021). AMORes: Un libro para comprender el amor. Cancún, México: Malix editores.

Gergen, K. (2009) Relational Being: Beyond Self and Community. Oxford University Press, Inc., New York.

Haraway, D. (1995). Manifiesto Ciborg: El sueño irónico de un lenguaje común para las mujeres en el circuito integrado. Madrid, España: Kaótica Libros.

Haraway, D. (2019). Seguir con el problema: Generar parentesco en el Chthuluceno. Bilbao, España: Consonni.

Osés, M. (2020). ¿De qué va el amor? Desmontando los mitos de la pareja. Barcelona, España: Ediciones luciérnaga.

Perel, E. (2017). The State Of Affairs. Broadway New York, United States Of America: HarperCollins Publishers Inc.

Pérez, J. (2020). Anarquía Relacional: La revolución desde los vínculos. Madrid, España: Edición La Oveja Roja

Rodríguez, T. & Rodríguez, Z. (enero-junio 2016). El amor y las nuevas tecnologías: experiencias de comunicación y conflicto. Nueva época, núm 25, pp. 15-41.

Vasallo, B. (2018). Desmontamos el amor Disney con Brigitte Vasallo tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=YcL_pIJZhu0&list=PLIfIvOQckcmxas4ZDRMHlu0G17huN690l

Vasallo, B. (2019). Pensamiento Monógamo, Terror Poliamoroso. Madrid, España: La Oveja Roja Proyecto Editorial.

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2 Responses

  1. Nestor Jair Diaz Lima

    Me parece un tema muy interesante el vínculo de el amor en espacios digitales, haciendo incapie en el consumismo reflejándose como un pretexto, para la expresión de un sentimiento.
    Manejarlo cómo un señuelo, del modelo capitalista, para beneficio de solo unos cuantos.
    “TANTO GUSTAS TANTO VALES”
    El egocentrismo de las unidades por consumir likes, me encanta, o cualquier forma de aprobación, con tal de sentirse parte de un grupo y/o por tener la aceptación colectiva.

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