¡Es Tiempo de Salud Ecológica!
Parece que siempre vivimos en el tiempo, de hecho podríamos decir que somos máquinas del tiempo que venimos del pasado. Justo estamos en la época en la que se transformarán los calendarios y las agendas. Para muchas personas es un momento muy esperado desde hace ya varios meses, pues hay quienes tienen la idea de que el 2020 ha sido un año problemático y creen que con el cambio de fecha todo mejorará; pero ¿realmente será mejor el 2021?, ¿será el año el problema? La problemática no es el año, sino, más bien, nuestra forma de relacionarnos entre nosotr@s y con todo lo que existe. Con base en lo anterior, la pregunta que nos hacemos no es ¿Cuándo se termina el año? Sino ¿Cuándo vamos a cambiar nuestra forma de interactuar como especie con todo lo que nos rodea?
Otra pregunta para esta época sería: ¿Qué tenemos que hacer para tener vidas más saludables en el 2021 y los años subsecuentes? Para responder a esta pregunta queremos citar a nuestros autores cibernéticos favoritos.
Bradford Keeney (1991) dice: “El síntoma del individuo puede entenderse como una metáfora acerca de sus relaciones interpersonales. (…) En este caso sería más acertado hablar de enfermedad “sociosomática” y no “psicosomática”. (…) La concepción más amplia nos sugiere que los síntomas son indicadores de toda una ecología de relaciones” (p. 143).
A un año ya del comienzo de la pandemia por SARS-COV-2 (COVID-19), hemos percibido con preocupación que se le ha dado poca importancia al tema ecológico, para nosotros éste tiene una gran relación con el inicio de esta enfermedad, pero quizás para otras personas el concepto de salud no se encuentra vinculado a un “equilibrio vital” de los ecosistemas humanos que nos haga reflexionar acerca de nuestra relación con el planeta tierra y sus diferentes formas de vida ¿Qué piensas de esta frase de Keeney? ¿Qué tan vinculada crees que está la salud de nuestros cuerpos a la ecología? ¿Cuál será la conexión del coronavirus con la forma en que nos relacionamos con la naturaleza? ¿Qué reflexiones sobre el medio ambiente te ha inspirado la pandemia del COVID-19? ¿Qué cambios en la forma de relacionarte con el entorno has comenzado a hacer?
La emergencia del SARS COV-2 puede ser sólo uno de varios problemas de salud que experimentaremos en el futuro si no cuidamos el equilibrio vital de nuestros ecosistemas, al no atender a las maximizaciones y a las minimizaciones que estamos generando con nuestras acciones como especie, provocamos que se pongan en marcha mecanismos que tienden a compensar tales desajustes a un nivel ecológico global ¿será este el comienzo de una nueva era reguladora de nuestra especie humana? ¿Esta experiencia del COVID-19 es suficiente para hacernos entender los cambios que hay que hacer en la forma de relacionamos con nuestro entorno? ¿Estaremos hablando de un evento que marcará un antes y un después en nuestra forma de interactuar con la naturaleza?
Anhelamos que así sea, sin embargo, hemos visto pocas propuestas en esta línea; aún no vemos una prevalencia en discursos que promuevan e inviten a una mayor regulación de la sobrepoblación humana, causa primaria del híper consumo de los recursos naturales, por poner un ejemplo. Tampoco hemos visto medidas estrictas que impongan y prohíban la deforestación de bosques y selvas o que impulsen por decretos gubernamentales el cuidado de la biodiversidad, la limpieza de los sistemas acuíferos del planeta, el cuidado del aire, el uso de energías renovables, la disminución de desechos tóxicos, las economías sustentables, etc.
Tristemente aún no vemos estas propuestas en estos días con la fuerza e intensidad con las que se han impuesto los aislamientos sociales, el uso del cubrebocas y el gel antibacterial. Parece que la idea de salud como “equilibrio vital” de los ecosistemas humanos aún no tiene impulso ni presencia para los gobiernos ni para la mayoría de las personas, quizás por eso no se están cuidando la maximizaciones y las minimizaciones que llevamos a cabo como especie: pareciera que sólo importa la vida humana, sin tener en cuenta la calidad de la misma ni las vidas de otras especies, como si no dependiésemos de ellas para nuestra supervivencia.
¿Qué podría ocurrir si no atendemos a los factores ecológicos urgentes de los que depende nuestra salud? Bateson (1998) en su libro: “Pasos hacia una ecología de la mente” escribe al respecto:
“Las medidas circunstanciales dejan intactas las causas profundas de la perturbación y, lo que es peor, por lo común permiten que esas causas se fortalezcan y se combinen entre sí. En medicina, aliviar los síntomas sin curar la enfermedad es prudente y suficiente si y sólo si se tiene la seguridad de que la enfermedad es terminal o se remitirá espontáneamente” (p. 521).
¿Qué reflexiones te surgen al leer estas ideas de Bateson? ¿Cuáles son las causas profundas de las actuales perturbaciones de nuestra salud? ¿Cómo se les está atendiendo? ¿Estamos aliviando sólo ciertos síntomas? ¿Estamos curándonos de una enfermedad mayor?¿Nuestra enfermedad como especie es terminal?
El que se tenga una vacuna contra el COVID-19 es una muy buena noticia que nos da esperanza, sin embargo este avance médico no es suficiente para tener la salud que necesitamos. 1972 fue el año en el que Gregory Bateson publicó por primera vez su libro “Pasos hacia una ecología de la mente”, ya desde entonces percibía:
“Todas las amenazas actuales, que son muchas, a la supervivencia de las personas, pueden rastrearse hasta llegar a tres causales raigales: a) el progreso tecnológico, b) el incremento de la población y c) ciertos errores en el pensamiento y en las actitudes de la cultura occidental. Estos factores fundamentales ciertamente interactúan. El incremento demográfico acicatea el incremento tecnológico y crea esa angustia que nos enfrenta a nuestro medio ambiente como si fuera un enemigo, en tanto que la tecnología facilita el incremento de la población y conjuntamente refuerza nuestra arrogancia frente al ambiente natural… La explosión demográfica es el más importante de los problemas que enfrenta el mundo actual. Mientas la población siga en aumento, tenemos que esperar la aparición de nuevas amenazas a la supervivencia… El primerísimo requisito para la estabilidad ecológica es el equilibrio entre las tasas de nacimiento y de muerte. Para bien o para mal, hemos alterado la tasa de mortalidad, especialmente mediante el control de las enfermedades epidémicas principales y de la mortalidad infantil. Siempre, en cualquier sistema viviente (es decir ecológico) la acentuación de un desequilibrio genera sus propios factores limitativos como efecto colateral de ese desequilibrio” (Bateson, 1998, pp. 524-525).
¿Qué piensas de estas ideas de Bateson de hace varias décadas atrás? ¿Qué tendríamos que hacer para comenzar a construir nuestra salud del presente y del futuro de una forma más amplía?
Como psicoterapeutas, una de las consultas que más hemos tenido a lo largo y ancho de esta pandemia, ha sido el síntoma de la ansiedad. A finales de noviembre participamos en el panel virtual: “Herramientas para el afrontamiento de la crisis, ansiedad y temor producto del aislamiento” del Instituto de Especialización Desarrollo e Investigación (IEDI). En ese espacio pudimos reflexionar junto a otros ponentes sobre la ansiedad, angustia y otros síntomas, mencionando que esas sensaciones aparecen para expresar algo, y que una manera de aprovechar su presencia en nuestras vidas es utilizar la energía que nos dan para fomentar la salud en todos los seres a través del cuidado ecológico ¿Qué sucedería si cuando sintiéramos ansiedad hiciéramos algo para cuidar el medio ambiente? Quizás no sea tan sano eliminar los síntomas de angustia y ansiedad que sentimos en esta pandemia, tal vez es necesario y vital que experimentemos estas emociones, a lo mejor sólo así es cómo vamos a hacer algo al respecto.
En su libro: “El temor de los ángeles” Gregory Bateson y su hija Mary Catherine Bateson (1994) escriben:
“Cuando nos concentramos demasiado estrechamente en las partes, no vemos las necesarias características del todo y entonces nos sentimos tentados a atribuir los fenómenos resultantes de la totalidad a alguna entidad sobrenatural” (p. 178).
¿A qué le tenemos miedo? ¿Cuáles son las razones por las que tendríamos que sentir angustia y ansiedad? ¿Realmente nuestra mayor problemática actual se llama COVID-19? O ¿Este es tan sólo un síntoma de un desequilibrio vital mayor por no cuidar la diversidad? Tomando esto en cuenta, ¿qué harás al respecto? ¿y si empezáramos a temer a nuestros descuidos ecológicos e hiciéramos algo al respecto?
En el 2007 asistimos a una conferencia de Edgar Morin en la Muestra Iberoamericana de TV y Video Educativo, Científico y Cultural; en ese evento expuso la siguiente idea:
“La nave tierra es impulsada por 4 motores: la ciencia, religión, economía y cultura; todos incontrolados, todo está en dirección a una catástrofe, esta es la posibilidad, pero hay una improbabilidad: ¡La ecología!”. (Morin, 2007).
Éste último, es el tema en el que podemos coincidir como especie y unirnos independientemente de nuestras diferencias ¡Es urgente! ¿Podremos hacerlo? y si no cuidamos más la ecología ¿entonces qué haremos? ¿A qué dedicaremos nuestras energía y tiempo? Los esfuerzos de la humanidad en el último año se han enfocado en querer “controlar” la pandemia ¿esto es posible? El escritor y filósofo francés Éric Sadin al respecto opina:
“La pandemia fue como una burla a la vez absurda y trágica a nuestra voluntad de controlarlo todo que impera desde finales de la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de las tecnologías digitales apuntaba a amplificar nuestro control, pero el coronavirus demostró su estado de invalidez, demostró que las soluciones no se originan en el control absoluto de las cosas sino en la atención a las fallas, con una sensibilidad en la relación con las cosas… El coronavirus nos enseña que ha llegado la hora de dejar de estar buscando someter la realidad. Debemos partir de la existencia y no querer controlarla todo el tiempo, debemos apreciarla en función de nuestros principios, es decir, la dignidad, la solidaridad” (Sadin, 2020).
Quizás no podamos controlar la pandemia, pero si podemos decidir y comprometernos a realizar ciertas acciones en pro de los cuidados ecológicos que busquen el bienestar. En esa conferencia del 2007 Edgar Morin nos invitaba: ¡Hay que esperar lo inesperado! Queremos recordar esta frase porque en las vísperas de un nuevo año es común que uno diga sus deseos para el año que inicia, pero ¿Qué ocurriría si en vez de pensar sobre nuestros anhelos y sueños personales para el siguiente año, reflexionáramos en los compromisos que queremos asumir para el cuidado de nuestra salud y la del medio ambiente? ¿Y si creamos un nuevo ritual en el que tomemos decisiones personales ecológicas en beneficio de todo lo que nos rodea? ¿Crees que esto podría generar ciertas diferencias y nos ayudaría a vivir un año con más BIENESTAR? Te invitamos a probarlo.
!DESEAMOS UN AÑO 2021 CON MÁS SALUD! ¿Nos ayudarás?
Bibliografía:
Bateson, G. & Bateson, M. (1994). El Temor de los Ángeles: Epistemología de lo sagrado. Barcelona, España: Editorial Gedisa.
Bateson, G. (1998). Pasos hacia una ecología de la mente. Argentina: Editorial Lohlé-Lumen.
Reyes, B. (2020, noviembre, 21). “Herramientas para el afrontamiento de la crisis, ansiedad y temor producto del aislamiento” [Mesa virtual del IEDI] Recuperado de: https://www.facebook.com/107983487558208/videos/780593489166824
Keeney, B. (1991). Estética del cambio. Barcelona, España: Editorial Paidós.
Morin, E. (Diciembre 2007). De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Conferencia llevada a cabo en la Muestra Iberoamericana de Tv y Video Educativo, Científico y Cultural 2007, México DF, México.
Sadin, E. [Erick Sadin] (2020, mayo 24). Eric Sadin: “La pandemia fue como una burla a nuestra voluntad de controlar todo”. [Publicación de Página 12 por Eduardo Febbro] Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/267792-eric-sadin-la-pandemia-fue-como-una-burla-a-nuestra-voluntad?fbclid=IwAR1wcBtQtZgDX9wJGe7jx3wg-lXttQO-qXMkJgqj3TannzM9rN7BgkHfK-0